domingo, 13 de octubre de 2013

La siembra de agua, las acequias: imaginando sus orígenes.



Jorge Novo Negrillo.
Geólogo, Master en gestión de aguas. 
Experto en permacultura, medio ambiente y tecnologías sostenibles.

Desde los primeros surcos que condujeron agua, convertidos en acequias y canales en su madurar, se tuvo claro que la gravedad era un factor decisivo en el manejo de las aguas. A favor de la gravedad, era fácil, relativamente, dirigir el agua.

Se parte del concepto de graduar la energía potencial del agua, captada en las alturas, para dirigirla a su destino elegido, lo que en terminología de los acequieros se denomina “levantar el agua”. Para mantener esta energía potencial, con las mínimas pérdidas posibles, lo más sencillo es mantener la cota, adecuando una ligera pendiente en la construcción, a favor de la dirección que ha de seguir el agua guiada; la finalidad, aparte del transporte, es muchas veces aumentar la infiltración en el terreno.

Si observamos la naturaleza, podemos intuir muchos modelos donde el humano pudo haber observado las claves que originaron estas técnicas. La intuición apunta directamente a que ciertos sistemas de siembra de agua partieron de la observación del medio: Así estos "caminos del agua" (acequias) pudieron ser inspirados, en mi opinión, en caminos de animales e incluso del mismo hombre, las pistas y veredas dejadas, que fueron tomadas por las aguas, dando lugar a caminos del agua.


Veredas en una ladera.
Podemos visualizar esta tesitura en lugares montañosos de todo el mundo, donde los mamíferos que se desplazan por las laderas (hombres, vicuñas, Yak, etc.), realizan sus travesías a la misma cota, buscando el ahorro de energía, manteniendo un gradiente de pendiente constante .

Si estas rutas son muy frecuentadas el desgaste del terreno, con el tránsito y con el tiempo, da lugar a una sección cóncava por la cual puede circular el agua. 
En los casos en los que estas veredas se cruzan con cauces naturales es incluso posible que desvíen, en mayor o menor grado, parte del caudal de los mismos en periodos de crecidas.

Así, cuando se producen las precipitaciones, el agua de escorrentía discurre por la superficie de la ladera, tendiendo a concentrarse en las zonas de menores cotas, como barrancos y cauces fluviales.

Escorrentía sobre la ladera.
Ahora, observando la imagen adjunta, podemos imaginar la trayectoria de una gota que circula por la ladera y que, al llegar al camino-vereda que mencionábamos, evidentemente, cambiará su trayectoria.

 Efecto sobre los flujos superficiales al intersectar con las veredas.
Quizás este hecho, que hemos expuesto, sea lo que inspiró a los primeros "ingenieros del agua", o quizás fuesen otros modelos naturales. En todo caso, la consecuencia trascendente fue que el hombre logró entender cómo dominar un recurso imprescindible, que antes era indomable...